La crisis de los dos meses es tan solo la primera de muchas otras que el bebé y los padres tendrán que enfrentar durante el primer año. Se trata de un momento que preocupa particularmente a los padres ya que notan que su pequeño se comporta de manera diferente, llora con más frecuencia y se muestra incómodo. Afortunadamente, estos síntomas no significan que está enfermo, se trata de un periodo normal en su desarrollo.
Alrededor de la quinta o séptima semanas, en dependencia del ritmo de cada bebé, éste comenzará a cambiar su comportamiento. Lo normal es que llore mucho más, por lo que las madres se suelen preguntar si se habrá quedado con hambre después de la toma. En este periodo también se muestran inquietos, irritables y dan la sensación de que están incómodos, casi como si se sintieran mal.
Todo es una cuestión de desarrollo
En realidad, estos cambios tienen una explicación muy sencilla que descansa en las transformaciones que está viviendo su cerebro. Debes saber que el desarrollo del sistema nervioso del bebé no es un proceso que transcurre de manera continua y homogénea sino que de vez en cuando se producen saltos, estos cambios tan grandes asociados a la adquisición de nuevas habilidades producen cierta desestabilización en el pequeño.
A la misma vez, también es muy probable que el bebé se quede con hambre ya que está creciendo con más rapidez y su organismo necesitará una mayor cantidad de alimento para satisfacer las nuevas demandas. También hay algunos especialistas que afirman que por esta etapa la leche materna varía su sabor haciéndose ligeramente más salada y algunos niños son más susceptibles al cambio de su composición por lo que pueden tomar mucho menos y quedarse con hambre.
¿Qué hacer?
En primer lugar, no obligues a tu pequeño a alimentarse, si no quiere tomar el pecho, no insistas. Ten siempre en mente que la mejor arma para hacerle frente a este periodo es lapaciencia, recuerda que la crisis pasará sin repercusiones pero si lo obligas a hacer cosas que no quiere, puede que el bebé desarrolle un rechazo hacia la comida.
También se recomienda que le alimentes en penumbra y en un lugar silencioso ya que así la toma será más tranquila. Finalmente, no esperes a que el pequeño comience a llorar, a los dos meses ya debes conocer más o menos sus horarios, adelántate a ellos ligeramente.
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