Los mocos son uno de los mecanismos de defensa del cuerpo. Cuando una mucosa (la nariz, la garganta, los pulmones, el intestino) se irrita porque algo lo está dañando, se defiende produciendo moco. Su función es capturar y arrastrar a aquello que está irritando a la mucosa.
Son en realidad una de las mejores defensas contra las infecciones.
Pero no siempre en el cuerpo las cosas funcionan como debieran. Pongamos el ejemplo de las alergias: Un alérgico al olivo, cuando detecta su polen en su mucosa empieza a producir moco. Pero como el polen va a seguir en el aire durante meses, puede seguir produciendo moco durante ese tiempo. En nada beneficia al cuerpo esa reacción. Y por eso podemos tratar ese moco para evitar efectos indeseables e innecesarios.
¿Y en los catarros?
Si a los niños los vendieran con certificado de garantía, lo primero y más fácil de cumplir sería:
"Se garantiza que no dejará de tener mocos hasta los 6 ó 7 años."
De hecho ¿cuál es el apelativo despectivo más frecuente para referirse a un niño antes de esa edad?
"Mocoso."
Dicho de otra manera, que preocuparse porque siempre tiene mocos es como hacerlo porque el cielo sea azul.
Es lo normal, y no implica que esté enfermo ni que precise tratamiento.
Dar medicamentos a un bebé o un niño cuya única molestia es que se le cae el moco es tener ganas de no dejar de darle medicamentos en al menos 3 ó 4 años.
Entre otras cosas porque aun dando medicamentos no va a estar sin moco ni dos días en cuanto dejemos de dárselos.
Y eso suponiendo que lleguen a quitarse en algún momento.
La razón de esto, es que cuando un bebé nace, tiene las defensas que su madre le ha pasado a través de la placenta.
Esas defensas contra todas las infecciones que ha pasado la madre en su vida se mantienen hasta aproximadamente los 4 meses de vida.
A partir de ahí el bebé queda a merced del primer bicho que pase por su lado.
Son cientos los virus y bacterias que pueden infectar a un ser humano.
La mayoría entran por la nariz y la garganta con el aire y al irritar la mucosa estimulan la producción de moco.
Los primeros años estas infecciones son muy frecuentes, ya que no tenemos defensas nada más que frente a aquellos con los que ya hemos pasado el catarro.
Conforme pasa el tiempo, cada vez son más los que conocemos y menos los nuevos y las infecciones pasan a ser cada vez menos frecuentes.
A esas alturas el niño ha cumplido generalmente los 6-7 años. Antes, si ha tenido muchos hermanos o va a guardería y después si es hijo único y lo tenemos híper-controlado.
Pero eso no quiere decir que nunca debamos hacer nada con los mocos. La norma esencial es: Si tu hijo come mal, duerme mal o está muy molesto por culpa de los mocos, podemos darle medicamentos que los reducen. Estos medicamentos no curan. Pero un mejor estado general del niño ayuda a la curación. Y aunque no fuese así, si yo veo a mi hijo sufriendo y puedo aliviarlo lo hago. La medicina no es sólo curar.
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