El organismo se transforma por completo durante la gestación. Los cambios más importantes –los que suceden dentro de tu cuerpo, que se adapta al bebé que crece en su interior– son invisibles, no se perciben desde fuera. Pero hay otros muchos que son patentes incluso desde los primeros días de embarazo, cuando ni siquiera eres consciente de tu estado.
¿Qué ocurre por fuera?
Los senos. El aumento del pecho es uno de los cambios más evidentes. Además, a los pocos días de la fecundación, los senos se vuelven más sensibles por la acción de la progesterona. La areola del pezón puede oscurecerse e incluso agrandarse. A su alrededor pueden aparecer unos bultitos (como granitos) que se conocen con el nombre de tubérculos de Montgomery. Son glándulas sebáceas que producen grasa, para mantener firme la piel del pezón y protegerla de gérmenes. El tamaño de los senos irá aumentando a lo largo de la gestación, aunque la tensión irá disminuyendo. A partir del tercer trimestre es habitual que los pechos secreten calostro.
El peso. El organismo acumula grasa en abdomen, espalda, brazos y muslos. Es un sabio mecanismo natural destinado a fabricar una reserva de cara a la lactancia. Lo habitual es ganar de 9 a 12 kilos.Pero no hay que obsesionarse con mantener la báscula a raya. Lo importante es mantener una dieta sana con todos los nutrientes esenciales.
La piel. El embarazo aumenta la producción de la melanina, responsable de la pigmentación de la piel. Esto propicia que salgan manchas en la frente y las mejillas (conocidas como máscara del embarazo o cloasma) y aumenten las pecas y los lunares. También suele aparecer una línea oscura en el abdomen, conocida como línea negra. Es más frecuente en madres de piel morena y aparece justo en la zona donde se juntan los músculos abdominales. Se aclara tras el parto.
¿Qué ocurre en tu interior?
El útero aumenta progresivamente para poder albergar al feto. Al hacerlo desplaza algunos órganos, como los intestinos o el estómago. Por esa razón, los músculos abdominales se distienden, la piel de la tripa se estira y el ombligo se ensancha, aplana o sobresale como si fuera un botón. Todo volverá a su lugar tras el parto.
La tripa. El abdomen comienza a crecer por debajo del ombligo y va ascendiendo progresivamente hacia el pecho. Apenas aumenta de volumen durante el primer trimestre, pero en el cuarto mes, la cintura desaparece y las caderas se redondean. A partir del sexto mes, cuando el bebé dobla su peso, la tripa crece por encima del ombligo, alcanzando su máxima plenitud un mes antes de la fechaprevista para el parto. Hacia la semana 36ª, el feto desciende hacia el interior de la pelvis y la tripa baja.
La vagina. Los genitales externos también sufren modificaciones. La vagina se hace más flexible y alargada para dejar paso al bebé en el momento del parto y suele oscurecerse a causa del aumento de la melanina, igual que otras partes del cuerpo. La presión del útero sobre las venas hace que la sangre se acumule en la zona, lo que provoca sensación de pesadez en la vulva e, incluso, varices. No hay que asustarse por el aumento de flujo vaginal (más habitual durante el último trimestre), es otra consecuencia de los cambios hormonales.
Cómo afrontar los cambios con naturalidad
¡Presume de silueta! Aunque la tripa parezca inmensa, puedes lucirla con alegría y orgullo. Hay ropa cómoda muy favorecedora. Eso sí, evita los zapatos de tacón y las botas que comprimen la pantorrilla.
¡Presume de silueta! Aunque la tripa parezca inmensa, puedes lucirla con alegría y orgullo. Hay ropa cómoda muy favorecedora. Eso sí, evita los zapatos de tacón y las botas que comprimen la pantorrilla.
¡Descansa... de otra manera! Si encontrar una buena postura en la cama te parece misión imposible, prueba a tumbarte sobre el costado izquierdo (así se evita la presión sobre la vena cava) con una almohada debajo de la rodilla derecha. Y si tus músculos están entumecidos, pídele a tu pareja que te de un masaje en las piernas.
FUENTE: http://www.serpadres.es/
Gracias!
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