miércoles, 21 de mayo de 2014

¿Qué dice su carita?


En general, no necesitamos ninguna guía para interpretar lo que nuestro bebé siente. Sin embargo, a veces nos bloqueamos: “¿Qué le pasará? “. Es nuestra propia emoción, nuestro miedo o inseguridad, la que nos impide conectar con él. Para estos momentos no viene mal conocer la expresión particular de cada emoción.

Las expresiones del bebé

Las expresiones del bebé: ¿qué nos están diciendo?

El recién nacido experimenta dos emociones básicas: placer o malestar. A partir de ellas, y en la relación que establece con nosotros, construirá un sistema de emociones más complejo.

Los gestos con los que expresamos nuestras emociones son innatos. Lo sugirió Charles Darwin a principios del siglo XX y lo han confirmado numerosos estudios. Las señales que indican que estamos contentos o tristes, que sentimos sorpresa o dolor, son universales.

Las expresiones de nuestro bebé nos tocan especialmente. Cuando sonríe se nos ilumina la cara, cuando le tiembla la barbilla despierta nuestra duda, cuando llora se nos acelera el corazón y cuando le observamos dormir plácidamente, nos invade la paz. Sus pequeños gestos, por muy universales que sean, son únicos para nosotros y hacen una diferencia muy grande en nuestra vida.

La reacción de los adultos a los gestos del bebé es universal

Pero resulta que nuestra respuesta a la expresión facial de los bebés también es universal, o biológica, si lo preferimos. Está grabada en lo más profundo de nuestro cerebro, como recientemente ha demostrado un estudio realizado por expertos de Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos.

Los expertos mostraron a un grupo de personas rostros de bebés, de adultos, de crías de animal y de animales adultos. Las caras de los bebés generaron actividad en regiones cerebrales implicadas en lavinculación, el cuidado y los circuitos de recompensa, a pesar de que los participantes no les conocían. Si un rostro infantil mueve a un desconocido, ¿qué no nos pasará a sus padres?

Que su rostro no nos deje indiferentes es fundamental para nuestro pequeño. Lo explica la psicoterapeuta Sue Gerhardt en su libro El amor maternal, “si los padres responden a los estados de ánimo del bebé sin tardanza y se restaura en este el sentimiento de bienestar, los sentimientos pueden surgir”. Y si los sentimientos surgen, pueden evolucionar: “El estado básico de sentirse mal irá diferenciándose en diversos sentimientos como irritación, decepción, enojo...”, puntualiza.

Sus expresiones evolucionan en el contacto con papá y mamá

Poco a poco, nuestro bebé va desarrollando emociones cada vez más complejas que su cara y su cuerpo nos revelan. Las dos básicas que mostraba al nacer, satisfacción y desconsuelo, se refinan y su carita reflejainterés, alegría, tristeza, enfado, miedo, dolor. De nosotros espera obtener alivio, consuelo, juego, caricias...

Cuando respondemos de forma adecuada a sus emociones, el bebé construye un sano sistema de respuesta emocional ante las amenazas y oportunidades que le presenta la vida. Pero, para ello, hemos de interpretar la emoción adecuadamente.

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