Los beneficios para la madre y para el recién nacido de la lactancia materna están demostrados, sin embargo, cómo alimentar a tu bebé es una decisión personal que debéis adoptar en el seno de la familia. Si definitivamente optáis por una alimentación natural, el padre no ha de sentirse desplazado, más bien al contrario, su papel es fundamental para que la lactancia materna sea exitosa y para que la madre si sienta fuertemente respaldada en esta decisión que, aun siendo natural, no es sencilla en sus primeros días.
Durante los meses de embarazo la madre se siente generalmente llena de energía, se ve guapa y está llena de ilusión con la inminente llegada del bebé. En esos meses suele convertirse en centro de atenciones y de mimos. Durante el parto las mujeres viven un auténtico torbellino físico y emocional que las deja extenuadas y en ocasiones la responsabilidad y el cansancio las inunda de tristeza. A lo largo esos primeros días los padres desempeñan un papel fundamental ya que su apoyo emocional es básico para el ánimo de la madre.
Los abrazos y las frases positivas serán también alimento para la reciente mamá que puede verse desbordada por las necesidades del bebé y así lo recoge la Asociación Española de Pediatría.
Contacto piel con piel
Justo tras el parto es recomendable el contacto piel con piel entre el bebé y su madre. Las revisiones que requiere el recién nacido pueden posponerse durante esos primeros momentos. El padre es quien mejor velará para que se cumpla este deseo ya que la madre tras el parto está profundamente agotada y puede que no se sienta con fuerzas para pedir que le dejen a su bebé. Desde ese momento puede empezar la lactancia materna.
En caso de que la madre no esté en disposición de acoger a su bebé por encontrarse inconsciente o por cualquier otro motivo el padre puede colocar al recién nacido sobre su pecho para mantener es contacto piel con piel tan relevante para el apego del pequeño y para su desarrollo.
Justo tras el parto es recomendable el contacto piel con piel entre el bebé y su madre. Las revisiones que requiere el recién nacido pueden posponerse durante esos primeros momentos. El padre es quien mejor velará para que se cumpla este deseo ya que la madre tras el parto está profundamente agotada y puede que no se sienta con fuerzas para pedir que le dejen a su bebé. Desde ese momento puede empezar la lactancia materna.
En caso de que la madre no esté en disposición de acoger a su bebé por encontrarse inconsciente o por cualquier otro motivo el padre puede colocar al recién nacido sobre su pecho para mantener es contacto piel con piel tan relevante para el apego del pequeño y para su desarrollo.
En casa
Una vez en casa los primeros días de lactancia materna pueden ser complicados. Lo ideal es ofrecer la leche a demanda por lo que no tendrá horario ni diferencia entre el día y la noche. El sueño de la familia se verá alterado, especialmente el de la madre que, a buen seguro, aún sufrirá las consecuencias del parto.
Grietas en los pezones, sangrado o dolor en los pechos son también algunas de las consecuencias que puede acarrear la lactancia materna en esos primeros días hasta que la madre y el bebé se adapten.
La ausencia de horarios, el considerable tiempo que el bebé pasa al pecho y los posibles dolores pueden minar el ánimo de la madre y hacerle tirar la toalla, de ahí que el apoyo incondicional del padre sea primordial e imprescindible.
Además, para una lactancia materna exitosa, la madre ha de verse liberada del resto de las tareas domésticas. Durante los primeros días, atender al bebé ocupará todo su tiempo, por lo que si tiene que preocuparse de recoger la casa o de atender a las visitas puede que se sienta frustrada y agotada.
Así, la tarea de los padres cobra más protagonismo con funciones que ayuden a la madre a descansar:
Pasada la cuarentena es muy probable que la lactancia materna esté acomodada y el bebé no necesitará pasar tanto tiempo al pecho y a los tres meses, en general, estará consolidada, de modo que habrán desaparecido los dolores y amamantar será algo absolutamente sencillo y natural. Sin embargo, dado que los primeros días son cruciales, es recomendable que, en caso de que le sea posible, el padre sume algunos días de vacaciones al permiso por paternidad.
En definitiva, los papás pueden implicarse tanto como deseen en la crianza de sus hijos desde el primer día y, de hecho, pueden hacer que la vida familiar tras el parto quede libre de estrés y de agobios para la madre, lo que se verá reflejado en el ánimo de toda la familia.
Una vez en casa los primeros días de lactancia materna pueden ser complicados. Lo ideal es ofrecer la leche a demanda por lo que no tendrá horario ni diferencia entre el día y la noche. El sueño de la familia se verá alterado, especialmente el de la madre que, a buen seguro, aún sufrirá las consecuencias del parto.
Grietas en los pezones, sangrado o dolor en los pechos son también algunas de las consecuencias que puede acarrear la lactancia materna en esos primeros días hasta que la madre y el bebé se adapten.
Pueden incluso aparecer mastitis.
La ausencia de horarios, el considerable tiempo que el bebé pasa al pecho y los posibles dolores pueden minar el ánimo de la madre y hacerle tirar la toalla, de ahí que el apoyo incondicional del padre sea primordial e imprescindible.
Además, para una lactancia materna exitosa, la madre ha de verse liberada del resto de las tareas domésticas. Durante los primeros días, atender al bebé ocupará todo su tiempo, por lo que si tiene que preocuparse de recoger la casa o de atender a las visitas puede que se sienta frustrada y agotada.
Así, la tarea de los padres cobra más protagonismo con funciones que ayuden a la madre a descansar:
- Liberar a la madre de las tareas domésticas cotidianas y del papeleo tras el nacimiento.
- Atender a los otros hijos si los hubiera, jugar con ellos y disfrutar juntos del nuevo miembro de la familia.
- Atender a las visitas y organizarlas de modo que ni disturben el descanso familiar.
- Disfrutar del contacto con el bebé en todo momento ya que lo único que no pueden hacer los papás es amamantar a sus hijos.
Pasada la cuarentena es muy probable que la lactancia materna esté acomodada y el bebé no necesitará pasar tanto tiempo al pecho y a los tres meses, en general, estará consolidada, de modo que habrán desaparecido los dolores y amamantar será algo absolutamente sencillo y natural. Sin embargo, dado que los primeros días son cruciales, es recomendable que, en caso de que le sea posible, el padre sume algunos días de vacaciones al permiso por paternidad.
En definitiva, los papás pueden implicarse tanto como deseen en la crianza de sus hijos desde el primer día y, de hecho, pueden hacer que la vida familiar tras el parto quede libre de estrés y de agobios para la madre, lo que se verá reflejado en el ánimo de toda la familia.
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