Educar a un niño es algo que se aprende y se adquiere tras mucha práctica y perseverancia.
Por fin has cumplido tu sueño: dar vida. Todas las mañanas ves una cara sonriente que te facilita el día, pero también lo observas y te cuestionas cómo lo educarás, qué valores le inculcarás, etc. Miras a tu alrededor y te das cuenta de que no tienes a quién “copiarle”. Tranquila, a pesar de eso, tú puedes ser la persona que merece, siempre y cuando adquieras la capacidad de entender que tu rol de madre es vivir tu propia vida, ¡no la de él! Tu deber es conducirlo y dejar que descubra sus sueños y desarrolle su personalidad, ¿cómo? Puedes seguir estos pasos.
Desecha lo que no sirve
Cuentes o no con un modelo materno, necesitas sanar tus propias heridas y lograr la madurez emocionalde no volcar tus traumas en tu hijo, porque de hacerlo, podría padecer lo mismo que tú y continuar con el círculo vicioso. Si está dentro de tus posibilidades, asiste con un terapeuta y trabajen en esos capítulos de tu niñez. Después, descubran cómo usarlos a tu favor e incluirlos en tu forma de criar, encontrando las cosas que son importantes para ti y con las cuáles te gustaría que él creciera.
En caso de que prefieras trabajar sola, inicia un diario donde descargues tus sentimientos respecto a tu niñez. Para darte una idea, puedes responder: ¿cómo me hubiera gustado vivir?, ¿qué frustraciones o sueños fallidos tengo?, ¿con quiénes conté y qué aprendí de ellos?, ¿qué no soporto de esos años?, ¿qué me hubiera gustado que me dijeran?, ¿qué me hizo feliz?, ¿a quién recuerdo más y por qué?
Materializa tus anhelos
Ya que iniciaste tu proceso de sanación, pon manos a la obra y haz tangible la revisión de lo que quieres ser para él. Por ejemplo, si creciste con envidias, anota en una lista cómo le enseñas el valor de compartir y si no lo has hecho, pregúntale a tus amistades que también son papás cuáles técnicas aplican. Este paso funciona de nuevo para separar tus tristezas de la infancia y lograr el balance que mencionamos anteriormente.
Escucha a tu intuición
El llamado sexto sentido existe y es una poderosa herramienta para tomar decisiones correctas respecto a la crianza. No importa si no viviste con tu madre o su relación no fue fructífera, cuando algo ande mal con tu hijo o sientas que tu reprimenda fue excesiva, acércate a él y reconócelo, explícale que hay cosas que debes enseñarle y otras que te falta por aprender, pero que nunca dude de tu amor ni de tu esfuerzo por ser una mejor mamá.
Practica
Tu mente y corazón, así como tu capacidad para ser una madre amorosa, madura y responsable, requieren entrenamiento y disciplina. Educar a un niño es algo que se aprende y se adquiere tras mucha práctica y perseverancia.
Si pierdes la calma fácilmente, realiza actividades que te ayuden a controlarte. Meditación y yoga son excelentes y además sirven para reparar tu manera de enfrentar la vida y de relacionarte con los demás. Por si fuera poco, optimizan tu condición física, producen una sensación de bienestar, aclaran tu mente y te hacen más consciente de tus acciones, para no repetir patrones heredados y generar tu propia serie deexperiencias familiares positivas.
Recuerda que tu meta no debe ser asegurar la prosperidad de tu hijo hasta que sea anciano, presionarlo para que destaque en todas las áreas que la sociedad indica o sobreprotegerlo de las influencias del exterior. Lo que sí te corresponde, es prepararlo para tener una vida significativa y satisfactoria como un ser humano seguro de sí mismo, comprometido y motivado. Eso no lo lograrás de la noche a la mañana pero tendrás varios años para fomentarlo y dejar que tome de ti lo que le funcione. Al final, recuerda que la satisfacción personal es un trabajo interno, y si tú lo inicias ahora, las probabilidades de que te copie, ¡son muy altas!
Tu mente y corazón, así como tu capacidad para ser una madre amorosa, madura y responsable, requieren entrenamiento y disciplina.
Fuente: bbmundo.com
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