jueves, 6 de febrero de 2014

Las várices en el embarazo: prevención y tratamiento



El embarazo es un estado muy especial en el que la aparición de várices suele ser tan molesta como frecuente: aproximadamente el 25% de las mujeres embarazadas las padecen, especialmente en los casos de madres primerizas.

La buena noticia es que se pueden tomar medidas para evitar esta afección: ejercicios, masajes y utilización de medias compresivas, entre otras.

Con cada gestación esta amenaza se hace más evidente, ya que algunos cambios físicos propios del embarazo predisponen a su formación.

El crecimiento del bebé dentro del útero produce una obstrucción parcial, por compresión de las venas de la pelvis, dificultando el retorno desde las venas de las piernas, con lo cual hay una tendencia al estancamiento de la sangre. Esto es más marcado en el último trimestre del embarazo, pero las várices aparecen ya en el segundo a tercer mes de gestación. Esto vuelve la circulación más lenta y compleja.

Asimismo, el aumento de una de las principales hormonas del embarazo como la progesterona favorece la distensión de las paredes de las venas, y el estrógeno colabora en la aparición de las dilataciones venosas. A todo esto se suma el aumento del volumen de la sangre que repercute en las venas: su principal “almacén”.

Al distenderse las venas, las válvulas que no funcionan como antes dificultan el ascenso de la sangre, provocando problemas circulatorios.

Para prevenir y tratar las várices, le damos los siguientes consejos:

  • Evite cualquier compresión local en los músculos y piernas como son los calzados o ropa ajustada.
  • No utilice tacos muy altos.
  • No exponerse a ambientes calurosos o cerca de fuentes de calor.
  • No realizar baños calientes, jacuzzi o sauna, tampoco aguas termales.
  • Lavar las piernas con agua fría dos veces por día.
  • Realizar actividad física, caminatas, natación o gimnasia acuática para embarazadas.
  • Las mamás que están mucho tiempo sentadas tienen que evitar estar con las piernas cruzadas o flexionadas hacia atrás, tienen que tratar de estar con las piernas extendidas con los pies inclinados hacia delante, ayudando a la circulación.
  • Durante la jornada laboral hay actividades que pueden hacerse estando sentada, por lo que resulta práctico realizarlos reiteradamente, como por ejemplo el balanceo sucesivo sobre la punta de los pies y sobre los talones, así también separar y juntar los pies.
  • Estando acostada hay que levantar las piernas extendidas, separarlas y volverlas a juntar y hacer girar las piernas en movimientos rotatorios en un sentido y el otro. Flexionar y extender los dedos de los pies alternativamente. Hacer movimientos como si se estuviera pedaleando en bicicleta.
  • De pie, ponerse en puntillas y luego caminar sobre los talones.
  • Realizar masajes con las piernas elevadas desde el tobillo hacia la rodilla.
  • Mantener las piernas elevadas por 30 minutos al mediodía, y a la noche dormir con los pies ligeramente elevados (10 a 20 cm.), salvo contraindicación específica de su médico
  • Contraer sucesivamente los músculos de las piernas, los muslos y los glúteos.
  • Hacer ejercicios respiratorios: al inspirar el aire profundamente la sangre de las piernas se impulsa hacia el corazón.
  • Controlar el exceso de peso con una alimentación adecuada.
  • Evite el estreñimiento, bastante común durante el embarazo, complementando la dieta con alimentos ricos en fibras y abundante hidratación.
  • Evite estar largo tiempo de pie sin moverse y realice paseos cortos con frecuencia.
  • Utilizar medias de compresión graduada, durante todo el embarazo, mucho más aún si hay antecedentes familiares de esta problemática. Al haber diferentes grados de compromiso vascular, hay diferentes tipos de compresión, con lo cual es importantísimo hacer la consulta con un especialista en flebología.

En el último trimestre del embarazo es muy común escuchar a las futuras mamás quejarse por la retención de líquidos y por la pesadez y molestias en las piernas.

Si previo al embarazo ya existían varices, durante el desarrollo de este puede haber un incremento y por lo mismo agudización de la problemática.

Por ello es de suma importancia consultar con el obstetra, para que derive la consulta con un especialista vascular, o directamente hacer la consulta con un Flebólogo.

La prevención es la única herramienta de procurar piernas sanas y sin várices. El tratamiento es, a su vez la manera de morigerar la ya existente presencia de várices. En los dos casos es fundamental la intervención de un especialista.


Fuente: http://www.facemama.com/

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