martes, 10 de junio de 2014

Qué es y cómo se diagnostica el reflujo gastroesofágico


Si tu bebé escupe bastante leche y vomita es probable que tenga reflujo.

Es completamente normal que cada vez que tu bebé haya terminado de mamar bote un poco de leche por la boca y puede suceder también que, de vez en cuando, vomite toda la leche que tomó sin previo aviso o sin un motivo aparente. Incluso hay algunos bebés que escupen o botan un poco de leche bien seguido cuando toman leche y no muestran síntomas de alguna enfermedad.

A lo que hemos explicado recién, le llamamos reflujo, y a casi todos los bebés se les pasa con el tiempo y para el año está casi superado.

En cambio hay otros bebés que padecen reflujo gastroesofágico y que pudieran vomitar y escupir leche con mucha más frecuencia hasta el punto de ver comprometidos su crecimiento o presentar problemas respiratorios o dolor en la garganta. Dentro de los síntomas que se observan en el bebé está la tos, arcadas que se presentan entre las comidas e incluso pueden ser simultáneas al vómito, señales de que le duele la barriguita como cuando arquean la espalda, sube las piernas o se despierta gritando.

¿Cuáles son las causas del reflujo?
El reflujo es causado por una fragilidad o por un mal funcionamiento del esfínter esofágico. Es decir que la válvula que conecta el esófago con el estómago no está funcionando bien todavía o es muy débil. Es por esto, que los alimentos y jugos gástricos se “devuelven” desde el estómago hacia afuera. Este problema en los adultos se conoce como “acidez o agruras”.

¿Debo recurrir a un médico?
Si ves que tu bebito bota y escupe bastante leche, pero no lo vez molesto o enfermo y está teniendo un aumento de peso de acuerdo a su edad, lo más probable es que no sea necesario recurrir a un especialista. Sin embargo, si estás preocupada por esta situación es siempre recomendable consultarlo con el pediatra de tu hijo en su siguiente control.

Pero si tu hijo desarrolla síntomas más serios o si crees que el reflujo está afectando su crecimiento y su aumento de peso, recurre al pediatra lo antes posible. El médico sabrá indicarte si lo que le sucede a tu hijo es reflujo y cómo solucionar el problema.

Te recomendamos que del mismo modo recurras al pediatra de tu hijo si después de comer éste vomita en manera violenta y el chorro de leche sale disparada como con una manguera. Debes estar alerta porque este pudiera ser un indicador de que tu bebé padece de estenosis pilórica, que es un problema que puede provocar deshidratación e incluso desnutrición.

¿Cómo se diagnostica y cuál es el tratamiento del reflujo?

Primero que todo el médico examinará a tu bebé y pondrá atención a tu descripción de los síntomas. Mientras tanto te sugerirá algunas técnicas para reducir el reflujo en casa, las cuales pueden ser:
Cuando el bebé se alimenta procura que esté más bien en una posición vertical.
Alimenta a tu bebé con cantidades más pequeñas y por ende debes hacerlo con más frecuencia.
Puedes agregarle a la leche materna o a la leche de fórmula cereal, para que tenga una consistencia más densa.
Sácale los “chanchitos” o el aire a tu bebé con más frecuencia.

Es probable que el pediatra también te recomiende que elimines los productos lácteos(leche de vaca) de tu dieta si aún estás amamantando, o que reemplaces la leche en polvo o de formula que le das a tu bebé por una hipoalergénica. Puede ser que presente síntomas de reflujo como una reacción a una intolerancia o alergia a ciertas proteínas que tiene la leche.

Si estas sugerencias no dan resultado lo más probable es que el pediatra le recete algún medicamento por unos meses. Hay bebés que responden rápidamente a los antiácidos, pero nunca debes dárselos sin consultar con el pediatra.

Si después de este tratamiento no se han visto resultados satisfactorios, seguramente el doctor deberá hacer más exámenes médicos o derivarte a un gastroenterólogo para tener la certeza que el problema de tu hijo sea realmente reflujo.

Dentro de los exámenes que se realizan para diagnosticar el reflujo gastroesofágico y para ver los probables daños del reflujo están los RX del área comprometida, que se le conoce también con el nombre de endoscopia del tracto Gl superior. Para realizar este examen se le suministra al bebé una sustancia como una pasta que se llama Bario y con la radiografía se observa si tiene algún problema fisiológico que le dificulta la tragar.

Otro examen que se realiza es la endoscopia del tubo digestivo, la que se puede complementar con biopsias de los tejidos afectados. Para realizar esta prueba el bebé debe ser hospitalizado y sedado. Se le introduce un pequeño tubo con una cámara de video para identificar si existe alguna inflamación o daño en los testigos del esófago, estómago y en algunos casos se llega hasta los intestinos.

El médico también tiene como herramienta diagnóstica un estudio de 24 horas con una sonda de pH. En este caso se le introduce al bebé un tubo que llega hasta la base del esófago y se le monitorea por 24 horas. En este procedimiento se analiza la frecuencia y gravedad de los episodios de reflujo, junto con estudiar su respiración y ritmo cardíaco. Se requiere hospitalización.

Si los episodios de vómito siguen con la misma frecuencia, el pediatra llevará un control estricto del peso del bebé ya que muchos, por causa del reflujo, no se logran nutrir correctamente y tienen dificultad para aumentar de peso. A otros bebés producto de que los jugos gástricos le dañan la garganta, pierden el apetito y tienen dificultades al tragar.

Además está la posibilidad de que una parte de la leche que sube se introduzca en la nariz e incluso en los pulmones de tu bebé, por lo que pudiera provocarle complicaciones respiratorias como la pulmonía, tos en la noche, sinusitis e infecciones en el oído. Incluso el ácido estomacal pudiera dañarle el esmalte de los dientes.

Fuente: facemama.com

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