Uno de cada 80 niños españoles tiene intolerancia al gluten, y el 42% de los diagnósticos de enfermedad celiaca se produce en niños de entre 2 y 6 años, según el registro español de nuevos casos de enfermedad celiaca (REPAC) de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.
Lactancia y celiaquía
Distintos estudios han llegado a la conclusión de que la prolongación de la lactancia materna durante el inicio de una dieta con gluten reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad celiaca. El doctor Luis Peña, presidente de esta sociedad científica, indica que “la leche materna contiene un gran número de componentes que ayudan y protegen al niño a través de mecanismos biológicos complejos, incluyendo la creación de defensas de las infecciones y el desarrollo de tolerancia frente a antígenos alimentarios”.
La Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica asegura que la eficacia protectora de la lactancia puede llegar a disminuir hasta en un 60% el riesgo de ser celiaco siempre que se introduzca el gluten a partir de los 4 meses de edad. Recordamos que la OMS recomienda la lactancia materna en exclusiva hasta los 6 meses de edad.
Síntomas de la enfermedad celiaca
Los celíacos son personas que por una predisposición genética reaccionan al gluten, una proteína presente en muchos cereales como el trigo o el centeno. Por eso, contar con familiares celiacos constituye un factor de riesgo añadido importante. Tal como explica el doctor Peña, “esta patología puede debutar a lo largo de toda la vida de una persona”. Aún así, la edad media del diagnóstico es de 3,7 años, y el 42% de los diagnósticos se realizan en niños de entre 2 y 6 años”.
El 70% de los celiacos que toman gluten sufren diarrea crónica, pérdida de peso y distensión abdominal,aunque el síntoma más frecuente en niños menores de 6 años es la distensión abdominal y, en los mayores, la disminución del apetito y la deficiencia de hierro.
La importancia del diagnóstico precoz
Los expertos coinciden en señalar que un diagnóstico y tratamiento precoces pueden evitar problemas a largo plazo, como osteoporosis y osteopenia y, además, pueden contribuir a disminuir el riesgo de desarrollar otras enfermedades autoinmunes asociadas a la enfermedad celiaca. Por eso, insisten en la importancia de que los niños sean atendidos por el especialista pediátrico.
Fuente: serpadres.es
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