miércoles, 8 de enero de 2014

Embarazo en verano - Bigmami blog -

Embarazo y verano son palabras cargadas de emociones positivas. Pero estar embarazada EN verano puede, sin embargo, transformar parte de esas lindas sensaciones en situaciones inverosímiles. Es verdad que el embarazo nos llena con la ilusión de que conoceremos el amor verdadero en solo 9 meses,… y es verdad que cuando a mitad de setiembre nos pesa el trabajo y pensamos en verano, las imágenes de la casa de afuera o recordar una linda caminata por la playa, nos da un poco de aliento. Pero…

Estar embarazada EN verano implica que esa ecuación “VERANO+ EMBARAZO” nos dé como resultado algo un poco distinto, porque algunas cosas cambian cuando una sale a veranear con panza.

Esa casa de verano con dos plantas, que antes disfrutábamos encantadas porque desde la planta de arriba podíamos ver el mar, se nos vuelve cuesta arriba con las escaleras y ya no resulta lo suficientemente fresca para nosotras que en vez de 36, tenemos 46 grados arriba. La situación empeora si el baño está en la planta de abajo, porque nuestra necesidad de usarlo cada 5 minutos convierte ese veraneo en una sesión continua de step.

Es lindo el recuerdo de esa caminata, cuando podemos lucir la panza chata y los bracitos trabajados de la gimnasia y el esfuerzo del año,…pero el bikini (que no nos importa estirar, porque el año que viene nos premiaremos con otro, cuando amamantar dé sus resultados y quedemos más espléndidas que la Oreiro luego de sus dos años de lactancia) no luce igual. Sobre todo si el embarazo te agarra en el mes 4, cuando al resto de los concurrentes a la playa no les queda claro si esa pancita es por el pan dulce de las fiestas o es producto de que hay un niño allá adentro. Cuando la panza no termina de decidirse a mostrar el embarazo, y tenemos que ponernos un bikini, lo mejor es sacar panza y caminar “como embarazada” –con las manos en la cintura, con cara de pesadez-. Porque no da ponernos un cartel de “niño creciendo” y no da que esos vecinos de sombrilla se queden con la duda. Claro que si el embarazo está avanzado al llegar el verano, entonces, junto con el pozo para clavar la sombrilla, le vamos a pedir a nuestro voluntarioso marido (que seguramente tengamos de asistente personal), hacer otro pozo para clavar nuestra panza y así poder tomar solo boca abajo tranquilas.

Pero, más allá de esos inconvenientes, estar embarazada en verano tiene sus beneficios. Podemos abusar de los helados sin tanta culpa y, además de poder dormir eternas siestas sin que nos digan que somos vagas, hay algo que nos sucede a nivel hormonal que poco lo comentan pero que es real: el embarazo te da el mejor bronceado que puedas tener en la vida. Ya no corre el rojo tomate y nos bronceamos con ese tostado caribeño que siempre envidiamos y quisimos tener, pero que solo era posible luego de volver de algún lugar del Caribe, solo que ahora nos ahorramos el pasaje. Por supuesto que con ese beneficio de la piel, llegan también algunos sustos como lunares ennegrecidos o alguna mancha distinta en la cara, que nunca está de más controlar.

Para ustedes mujeres-embarazadas-EN-verano, les dejo unas preguntas realizadas a la dermatóloga Marianela Querejeta sobre cuestiones de piel que a mí me hubiera gustado saber cuando deambulé con mis 4 meses de embarazo en las playas rochenses en enero de 2013. (Les aviso a todas que la lactancia está dando sus frutos y que seguramente, en 2018, la que se muera de envidia sea la propia Oreiro. Así que, ¡ánimos!).

¿Es cierto que durante el embarazo cambia la pigmentación de la piel? En qué lo vemos?

Durante el embarazo podemos observar cambios en la pigmentación cutánea de diversas zonas del cuerpo de la gestante. Esto es debido a la acción de determinadas hormonas (estrógenos y progesterona) que se hallan elevadas en esta condición fisiológica. Estas hormonas estimulan la producción de melanina, sustancia encargada de pigmentar la piel.

Los pezones, los genitales, las aréolas mamarias, la línea alba (línea que se extiende desde el pubis hasta el ombligo) y la cara son áreas típicas que pueden, en menor o mayor medida, pigmentarse en el embarazo.



¿Pueden cambiar los lunares? ¿Habría que tener algún cuidado especial con ellos?


Los lunares (nevos melanocíticos) durante el embarazo pueden experimentar cambios en su diámetro, pigmentación (oscurecimiento), así como en las características dermatoscópicas. La dermatoscopía es un estudio que pone en evidencia rasgos de determinadas lesiones que a simple vista no se podrían apreciar y forma parte de la valoración clínica. Los lunares que más frecuentemente se modifican, sin por ello implicar gravedad, están localizados en zonas cutáneas sometidas a un mayor estiramiento.

Estos cambios son reversibles y se ha demostrado que no son significativos.

De todas maneras, ante un lunar que presenta cambios que hagan sospechar el diagnóstico de melanoma (cáncer) se deberá proceder a la extirpación del mismo para el correspondiente estudio anatomopatológico como se haría en una paciente no embarazada.

El hecho de estar embarazada no debería modificar la actitud de la persona en cuanto al control de sus lunares. Si tenemos en cuenta que muchas mujeres cursan su gestación en la tercera y cuarta décadas de la vida, edades en que la incidencia de melanoma aumenta, es probable la aparición de un melanoma durante el embarazo.

¿Cómo nos damos cuenta si un lunar cambió por las hormonas del embarazo o si cambió por el exceso de sol?

Eso no es posible de determinar. Influyen factores hormonales, de fotoexposición y el estiramiento del tegumento cutáneo como hacíamos referencia antes.

¿Cómo se previenen las manchas típicas de las embarazadas? ¿Por qué es que estas se dan?


Existe, como explicábamos anteriormente, una tendencia al aumento de la pigmentación en las embarazadas por el estímulo hormonal. No existe una manera de evitar la aparición de “manchas” durante el embarazo. Sí podemos atenuarlas, sobre todo las localizadas en la cara (llamadas cloasma gravídico) utilizando medidas fotoprotectoras.

¿Hay pieles más propensas a las manchas o es un tema hormonal que se da indistintamente de la piel de la futura mamá?

Las pacientes de piel más oscura tienen más tendencia o propensión a pigmentarse. En el desarrollo de las manchas castañas a nivel cutáneo inciden diversos factores, a saber: genéticos, hormonales (alteraciones hormonales, embarazo, ingesta de anticonceptivos) y ambientales (radiación ultravioleta). Es decir, que la presencia de manchas, como por ejemplo el melasma (manchas castañas en cara) no son exclusivas del embarazo.

¿Pueden producirse alergias o irritaciones en la piel de la embarazada por tomar sol?

Existen algunas dermatosis que pueden desarrollarse en el embarazo que generan prurito (picazón) y presencia de lesiones tipo ronchas o ronchas propiamente dichas.

Se deberá consultar al dermatólogo para guiar el diagnóstico y el tratamiento correspondiente.

¿Qué 3 sugerencias le darías a quienes estén embarazadas este verano?

1) Protegerse del sol (radiación ultravioleta) utilizando indumentaria, lentes, gorros, protectores solares y evitando la exposición a la RUV en el horario de 11 a 17 hs.

2) Ingerir líquidos.

3) Aplicar cremas hidratantes.


Fuente: http://bigmamiblog.com/2014/01/06/cuestion-de-piel-embarazada/

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