Una última vez...

Desde el momento en el que abrazas a tu bebé por primera vez, ya nunca vuelves a ser la misma persona.
Quizás alguna vez, anheles la persona que fuiste antes.
Cuando tenías libertad, tiempo y nada en particular por lo que preocuparte.
Conocerás el cansancio como nunca lo habías hecho antes.
Y encadenarás días que son exactamente iguales el uno al otro, llenos de tomas, eruptitos, cambios de pañales y llantos continuos.
Quejidos y peleas. Siestas o falta de ellas. Puede parecer como un ciclo sin fin.
Pero no te olvides de que:
Hay una última vez para todo!!
Llegará el día cuando le des de comer a tu hijo por la última vez.
Se dormirán sobre ti después de un largo día
Y será la última vez que abraces a tu niño mientras duerme
Un día los llevarás en tu cadera y los dejarás en el suelo
Entonces nunca más los volverás a coger de esa forma.
Les frotarás el pelo en la bañera una noche
Y a partir de ese día querrán bañarse ellos solos.
Te cogerán de la mano para cruzar la carretera
Y entonces nunca te la pedirán de nuevo.
Se deslizarán en tu habitación a media noche en busca de mimitos
Y entonces, será la última noche que te despierten para esto.
Una tarde cantarás “the weels on the bus” y harás todos los gestos que indica la canción
Y ya nunca más volverás a cantar esa canción de nuevo.
Te darán un beso de despedida en la puerta del colegio.
Y al día siguiente te pedirán que no los acompañes más.
Les leerás un último cuento en la cama y limpiarás una última cara sucia.
Correrán hacía ti con los brazos en alto.... una última vez.
El caso es que nunca sabrás cuando será la última vez hasta que no haya más veces.
E incluso, te llevará un tiempo llegar a darte cuenta de ello, de que se terminó.
Así que mientras estés viviendo estos momentos, recuerda que sólo hay un pequeño número de ellos, una cantidad limitada y que, cuando se hayan terminado, te morirás por revivir un solo día lleno de ellos.
Por última, última vez...

Texto original: Ten little toes