lunes, 24 de marzo de 2014

Alergia a la proteína de leche de vaca

Esta es la historia real de una madre de una pequeña que sufrió este mal, que es mucho más frecuente de lo que tú crees por lo que es importante detectarlo a tiempo, para que tu bebé no sufra, duerma plácidamente y se alimente como corresponde.


Mi hija nació en marzo de este año. Tuve un muy buen embarazo. Mi pequeña nació sana y de muy buen peso: 3 kilos 760 gramos. A los pocos días tuve leche y mi hija tomaba muy bien. Siempre le di pecho directamente. Luego de cada papa la hacíamos dormir, costaba un poco que se durmiera, algo extraño para bebés recién nacidos, pero hasta ahí nada demasiado preocupante.

Ya casi al mes de vida, mi bebita comenzó a llorar después de las papas y no podía dormir. Cuando estaba dormida se torcía del dolor de guatita, tanto, que se encogía.

Ahí fue cuando comencé a notar que algo no era completamente normal, sentía que mi guagua no dormía lo suficiente, se notaba que le dolía su guatita y lloraba cuando terminaba de darle papa. Era muy extraño ya que los bebés recién nacidos se duermen al tiro después de las papas.

Llamé al pediatra y me recomendó ir a una clínica de lactancia, donde 1 matrona vio durante 1 hora el comportamiento de mi guagua y cómo tomaba su papa, ya que el pediatra me comentó que quizás tomaba mucho aire y producto de eso sufría de cólicos. La evaluación fue excelente: mi hija tomaba muy bien.

La matrona me hizo muchas preguntas, sobre todo en torno a mi alimentación. Yo consumía mucha leche, quesos, yogurt, etc…, muchos productos lácteos, ya que me decían que dando pecho me podía descalcificar. La matrona me pidió que probara estar 48 horas sin tomar o comer nada que tuviera proteína de leche de vaca. Me solicitó por favor ser muy exigente con esto, ya que debíamos descartar qué pasaba.

Al volver a mi casa y leer las etiquetas de las comidas me di cuenta de algo terrible: ¡todo tenía proteína de leche!, por lo que sólo pude comer proteínas, algunos carbohidratos, verduras y frutas. Incluso las galletas de agua las tuve que dejar a un lado.

Pasaron sólo 24 horas y mi guagua cambió drásticamente: dormía mientras tomaba su papa, tenía sus siestas muy largas, como cualquier bebé recién nacido, nunca más se retorció de dolor de guatita.

Ante esto, el pediatra le diagnosticó definitivamente alergia a la proteína de leche, era una alergia leve, ya que hay bebés que tienen un nivel mayor con síntomas aún más fuertes como, por ejemplo, sangre en sus deposiciones, manchas rojas en algunas partes del cuerpo, etc…

El doctor me pidió que hiciera una dieta sin proteína de leche durante 4 meses completos. Lo cumplí en un 100%, pues sabía que si comía o tomaba algo con proteína de leche, le haría mal a mi guagua y no quería que ella sufriera.

No es fácil este tipo de dieta, las tentaciones no faltan, pero leí mucho sobre el tema: mientras las mamás que están dando pecho más nos cuidemos en nuestra dieta, mejor y en menor tiempo se curarán nuestras hijas.

Mi pequeña cumplió 5 meses y mi doctor me dijo que comenzara de a poco a volver a mi alimentación normal. Lo hice con mucho susto, no quería ver sufrir a mi guagua, pero no le pasó absolutamente nada. Tomó su papa como siempre, durmió sus siestas profundamente, no sufrió nunca de cólicos y cuando estaba despierta siempre se veía de muy buen ánimo para jugar.

El esfuerzo como mamá no es menor, por eso no me comí ni medio cuadradito de chocolate, me cuidé mucho, todo por cuidarla aún más a ella. Finalmente logre que fuera completamente feliz, no sufriera de cólicos, tuviera sus horarios muy regulados, comiera todos los alimentos que se le daban, y viviera una vida completamente normal.

Es importante comentar que mi vida también es normal. No me sentí mal mientras hacía la dieta sin proteína de leche, no tuve dolores, ni problemas, al contrario, mi vida fluyó mucho mejor al ver a mi bebé feliz, sin llanto, dolor ni sufrimiento.

Por esto le recomiendo a todas las mamás que me están leyendo, observar con atención si sus hijos tienen algún tipo de comportamiento extraño después de mamar, como llorar sin sentido.

La autora de este artículo no quiso revelar su verdadero nombre
Fuente: http://www.facemama.com/bebe-y-lactancia

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